Ir a la Playa sin Niño VS con Niño

Como ya muchos sabéis soy padre desde hace poquito tiempo, mi pequeña tiene 16 meses y nació el último día de marzo. Estaba muy reciente su nacimiento para ir mucho a la playa pero si que pudo disfrutar algún día, aunque ,evidentemente, no se enteraba de mucho. Este año, con sus 14 meses ha podido empezar a descubrir un mundo nuevo y es que le encanta el mar y la playa. Según el día le gusta más la arena o el agua pero siempre se lo pasa muy bien y disfruta mucho.



Ahora es cuando he podido conocer las diferencias de ir a la playa con niños VS sin niños y te las voy a comentar.

Antes mi mujer y yo íbamos con mucha asiduidad y es que vivimos en un lugar de costa y tenemos la playa a un tris de coche. Era preparar un par de bocadillos, coger una toalla para cada uno, nuestro par de hamacas, la sombrilla y algún juego tipo cartas o crucigramas. Ese era nuestro día a día, con un bolsito poco cargado y nuestros tres tiestos nos íbamos tan ricamente a la playa y echábamos el tiempo que nos apetecía, que si leyendo, que si yendo al agua, que si jugando a las cartas.

Pero todo eso se ha acabado, lo primero que tendrás que hacer es ir al chino o al bazar más cercano a tu casa y comprarte un buen bolso, el de Mary Poppins es el ideal, con un buen fondo. Prepárate para empezar a meter pañales, un bañador de repuesto, una muda limpia, las toallitas, la comida, la merienda, bronceador especial de farmacia (para esto prepara un riñón), una piscinita, un sombrero para que no le de mucho el sol en la cabeza, un cepillo para el pelo, la típica toalla graciosa con capucha, etc. etc. y seguro que me dejo algo. Todo esto irá bien comprimido en ese gran bolso que habremos comprado, a lo que hay que añadirle pues las cuatro o cinco cosas que llevamos también nosotros, además que ahora el bocadillo se cambia por tortilla y filetes empanados (como una buena familia que se precie).

¿Crees qué todo acaba aquí? JÁ, habrá que llevarle algún juguetito a la niña. Empieza a coger un cubo pequeño, otro más grande, los moldes para hacer figuras de arena, el rastrillo, la pala, una pelota... Lo mejor es cuando te das cuenta de que la niña no ha tocado todos los juguetes en toda la tarde (miento, mi hija si usa su pala como cuchara para comerse la arena). Se ha pasado el día paseándose de la sombrilla a la orilla y viceversa, y tú turnándote con tu mujer para ir detrás de ella. Porque sí, olvídate de estar tranquilo sentado en la hamaca y más si tienes una niña tan inquieta como la mía. Acabas andando más que todas aquellas señoras, musculitos y caballeros de avanzada edad que van por la orilla luciendo sus tipos al sol.

Como anécdota os contaré que la primera vez que fuimos este verano a la playa tuvimos la genial idea de bajar el carro de la niña hasta la arena, por si se echaba la siesta. El panorama era desolador, empujando el carro mientras de un brazo me colgaba la bolsa de 10 kilos y medio y del otro la sombrilla. Obviamente el carro no andaba por la arena así que lo cargaba como podía rezando porque a mi mujer no le diera por querer ponerse en la misma orilla. ¿Adivinad quién no tuvo ni la menor intención de dormir la siesta? Exacto, cargué con ese carro para nada y es una lección que aprendimos bien para no volverla a repetir. Padres del mundo: carritos y playas son incompatibles.

Pero sin duda lo peor es el momento de irte. Uno en casa hace la maleta tranquilamente y lo ordena todo a la perfección, hasta cierra la bolsa, pero en la playa todo cambia. Lo que antes cabía ya no cabe, es como una magia oscura que vive en la playa y viene a joderte a la hora de recoger. Así que terminas metiendo todo como puedes y lo que sobra te lo enganchas de cualquier manera. El factor basura te acompañará (no hay que ser puerco, recoged siempre la basura que la playa es de todos y nos gusta tenerla limpia cuando llegamos) así que se suma una bolsa más a las que ya llevas. El camino al coche es el más largo de tu vida y por más que aceleres el paso parece que no avanzas.

Mi conclusión es que ir con niños a la playa es un auténtico coñazo en el sentido de que parecerás un mulo de carga bajando tantos objetos hasta la arena, pero compensa. Ver a tu hija disfrutar tanto y descubrir, cada vez que va, algo nuevo no tiene precio. Un día llora porque la quieres meter en el agua y al día siguiente llora porque no se quiere salir. Ver como se tira la arena encima, ir a los típicos charquitos que se forman en la arena cuando está bajando el mar y dejarla a sus anchas chapotear en el agua, que se coma la arena, que se chupe sus dedillos salados... Es cierto que no vas a relajarte, pero desde que eres papá tu quedas en un segundo plano y lo más importante es que tu hijo sea lo más feliz posible.

Comentarios

  1. Pues sí, es un coñazo y si vas tú solo ya es para suicidarse.

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  2. Yo cuando el enano se dormía en la playa (alguna vez remota el año pasado) lo tumbábamos en una toalla debajo de la sombrilla. Si total, la arena es acolchadita. Nosotros tmb vamos cargados como mulas, pero merece la pena ver lo bién que se lo pasa el peque, lo de antes era muy aburrido en comparación. Buen post!

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