Periodo de Adaptación en Guarderías

En el día de hoy voy a contaros los progresos de mi hija en cuanto a la guardería y podría considerarse una actualización del post Primer Día de Guardería. Han pasado dos semanas desde la primera vez que pisó la guardería con un gran berrinche y ahora os contaré como han pasado estos días desde entonces.


El primer día fue un no parar de llorar y los días siguientes no fue diferente, en vez de mejorar empeoraba. Ya os conté que el primer día iba a ir 1 hora pero que nos llamaron antes porque lloraba muchísimo, así que concretamos llevarla solo 30 minutos y que fuera subiendo. Al día siguiente entró en un mar de lágrimas y pese a ser solo media hora se la pasó todo el tiempo llorando. La profesora nos decía que era lo normal y que se iría acostumbrando, nos comentó un caso curioso y es que su propia sobrina estaba con ella en la guardería y solo iba 30 minutos porque también lloraba. 

El tercer día ya fue el remate, íbamos andando y justo al cruzar la esquina que nos lleva a la guardería nos soltó de la mano y dio marcha atrás, ya sabía donde iba y no quería. La volvimos a dejar entre lágrimas y, aunque esta vez nos dijo que había estado algo mejor, lloró tanto a la entrada como a la salida. El viernes se nos puso malita, así que no fue a la guardería y ya no la volvió a pisar hasta el miércoles pasado. Quisimos asegurarnos que estaba ya buena del todo para que volviera bien a la guardería, si lloraba de normal, imagínate malita. Así que el miércoles volvimos con la congoja de volver a verla llorar pero sorprendentemente se fue con la profesora. Hizo algún pucherito pero no lloró. No sabemos si influyó en algo pero le llevamos su manta, con la que va a todas partes. Tanto es su adicción con la manta que no se la podemos quitar ni para lavarla, por eso no la llevábamos a la guardería porque estaba de vergüenza. Tanto es así que le quitamos la manta para lavarla y ese día no se dormía por nada del mundo, eran las 00:30 y ella seguía dando ruido, hasta que mamá me pidió que destendiera la manta y solo cuando la tuvo se durmió.

El caso es que entró y salió sin llorar y a nosotros se nos quitó un gran peso de encima. Nos comentó que la había tenido todo el tiempo en brazos, las dos sentadas y tapadas con la manta, como dos viejecitas. Al día siguiente hasta le echaba los brazos a la profesora para que la cogiera y se la llevara para adentro. El viernes pasado la vimos por el patio y estaba subida a un triciclo mientras la profesora la paseaba, así que estaba encantada. Acordamos con la profesora que iría el lunes de nuevo 30 minutos, porque después del finde vienen más tontitos, y si el lunes seguía así de bien le aumentaríamos la adaptación a 1 hora. Hoy ha vuelto a echar los brazos a su profe, nos ha dicho adiós con la manita y ha entrado muy contenta. También ha salido más contenta que nunca y la profe nos ha comentado que hoy ha estado estupenda, ha dado charla, decía hola a todos los nenes, se ha comido una galletita (días atrás solo la tiraba y la pisoteaba), una maravilla. Así que ya mañana empieza una horita y pronto comenzará a ir toda la mañana.

Parecía que este día no iba a llegar nunca, yo creí que mi señora sacaría a la niña de la guardería porque le daba mucha pena que entrara entre lágrimas. Pensábamos, ¿Y si no se adapta? Igual nos creíamos que esto era más fácil que la dejabas, te ibas y tan contentos, pero no. Cuesta dejarlos hechos un mar de lágrimas pero al final compensa porque se lo pasan muy bien y disfrutan con otros niños. Si estáis en esta situación o experimentáis lo mismo en el futuro ya os digo que se pasa, que no es fácil pero que tu hijo/a se adaptará y llegará el día que entre contento a la guardería. Está claro que cuando lo vivas no será igual que leerlo, lo pasarás mal, pero si te consuela a muchos nos ha pasado y hemos sobrevivido a ello.

Ahora puede decir a pleno pulmón: ¡Mi niña se ha adaptado!

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