¿Por qué no hicimos el Triple Screening?

El Triple Screening, como todas y todos los que habéis sido madres/padres sabréis, es una de las pruebas que te hacen durante el primer trimestre de embarazo para detectar posibles enfermedades o alteraciones genéticas del feto. Es una prueba muy sencilla y nada invasiva que consiste en sacar sangre a la mamá. Si existiera algún problema o un alto riesgo pueden recurrir a una prueba más delicadas como la amniocentesis. Con esta prueba se pueden descartar enfermedades como el Síndrome de Down, la Trisonomía 18, Trisonomía 21 o el Síndrome de Edwards entre otros muchos.



Antes esta prueba solo se hacía a mujeres mayores de 35 años o a personas con antecedentes directos de estas enfermedades, pero ahora es algo que se le realiza a todas las futuras mamis para descartar estas enfermedades de los futuros bebés. En cuanto nos comentaron la existencia de esta prueba comenzamos a informarnos sobre ella y ahí comenzaron todas las dudas. Por mi parte no había mucho problema pero mi mujer se preocupa demasiado con estos temas, tiene mucho miedo a estas cosas y siempre piensa en negativo. Empezamos a plantearnos si queríamos hacernos esta prueba o no ya que sería determinante para continuar con el embarazo.

A mi lo que menos me gustó fue saber que los datos iban a ser una estimación, unos cálculos aproximados que te harían estar en una zona de confort o en una de peligro, pero que seguro no iba a ser nada, para ello había otras pruebas. Estar pensando si tu hijo vendrá mal o bien sin saberlo con certeza eran ganas de ponerte mal corazón solo o interrumpir un embarazo que va bien. Los riesgos en la amniocentesis también son muy altos y no queríamos vernos en esa tesitura en ningún momento.

Así que no sé si fue inconsciente o no pero decidimos no hacernos esta prueba, pusimos el destino en manos de la suerte, arriesgamos, quisimos pensar en positivo y nos salió bien. La verdad que no nos apetecía estar paranoicos con la salud del bebé ya antes de nacer, tampoco estábamos dentro de esa población de riesgo y pensamos que muy mala suerte teníamos que tener para que viniera mal nuestra hija. No buscaré más excusas, simplemente quisimos vivir el embarazo sin esa angustia, más por su parte que es mucho más aprehensiva con estos temas y yo no tenía nada que objetar, si hubiese sido algo más exacto hubiera accedido, pero como no era así pasamos del tema.

Cuando llegó el momento de la ecografía 12 y nos preguntaron si queríamos hacer el Triple Screening simplemente dijimos que no, en ningún momento el doctor intentó hacernos ver que nos estábamos equivocando y ni siquiera insistió en que lo hiciéramos. Mejor, tampoco estábamos para discutir con nadie nuestra decisión, pero si que nos resultó extraño.

Con esto no quiero hacer ver a nadie que mi opción fue la correcta y la que todos deberían tomar, como todo en la vida es una opción personal que debéis tomar en pareja. Tampoco lo voy a recomendar, es más, creo que si el día de mañana viene un segundo hijo sí que nos lo haríamos ya que no consiste más que en sacarte sangre. El no hacerlo en el primer embarazo fue fruto de las circunstancias, quizás ya teníamos hecha muy clara la idea de que íbamos a tener un bebé y no consentimos tener ninguna traba para seguir adelante.

Sí, no nos hicimos el Triple Screening ya fuera por miedo o cobardía, pero estábamos dispuesto a recibir en casa a nuestro bebé fuese como fuese.

Comentarios