La Aventura de ser Papá #mesPADRE

Desde la Plataforma de Papás Blogueros se ha iniciado un carnaval de post bajo el hashtag de #mesPADRE y para salir un poco del letargo en el que se sumió mi blog, quiero participar en él contando un poco la aventura que supone, para mi, el ser papá y los cambios que supone ésto en tu vida. Sin más, os dejo con el post.



Como la mayoría sabréis, si lleváis tiempo aquí, fui papá a una edad que hoy en día se considera temprana. Estamos hablando de que tenía 25 años, a meses de los 26, y que acababa de finalizar la carrera y de sacarme el título B1 de inglés para acreditarlo en la universidad. Y no os exagero, daos cuenta que me examiné en junio del inglés y en julio supimos que la pequeña venía en camino.

¿Sabré cambiar un pañal? ¿Cómo sé qué le pasa cuando llore? ¿Y cómo lo cojo para que esté cómodo? ¿Y si se me cae? Parece absurdo pero creo que todos hemos tenido algunas de estas preguntas en la cabeza, sea con 25 años o con 40. Pero su llegada a mundo es realmente el punto de partida de esta aventura, cuando te tienes que enfrentar a todos esos miedos y darte cuenta que ahora tienes una gran responsabilidad a la que hacer frente.

Ser padre no es simplemente tener un hijo, nadie es padre solo por eso. Para ser padre hace falta mucho día a día, mucho aprender y mucho por trabajar. Nadie te puede dar las claves para ser un padre perfecto, es más, no existe el padre perfecto. Todos nos vamos a equivocar en esta carrera de fondo, todos vamos a tener algún tropezón e incluso habrá días que te quieras borrar de la lista de padres (como si eso fuera posible).

El sentimiento de ser papá es algo indescriptible, la satisfacción que puedes llegar a sentir al ver los logros de tu hijo, logros de los que seguramente hayas formado parte y si no lo has hecho, espero que tengas una buena excusa. Son cosas cotidianas, que quizás puedan parecer una bobada pero que realmente no lo son. Mi último gran logro como papá es haber conseguido que mi hija deje de temer la hora del baño porque no se quería mojar el pelo. ¿Fue fácil? Para nada. Tenía que meterme con ella en la ducha para que se sintiera protegida y supiera que no le iba a pasar nada. A la semana ya no hacía falta y juntos encontramos el problema y la técnica para evitar ese agua que le cae en los ojos.

Lo que yo pude sentir el día que mi hija no lloró al lavarse el pelo no se explica con palabras. Verla a ella muy contenta diciéndome "Papá, no lloro", casi me hace llorar a mi. Esto es solo un pequeño gesto, una pequeña satisfacción personal de las tantas que te puedes llevar en esta vida como papá.

Este momento tan gratificante y muchos otros más son los que se experimentan al paternar. Cuando no te conviertes en un mero espectador de la vida de tu hijo. Cuando no esperas que los demás hagan lo que a ti también te toca hacer. Y no te voy a engañar, ello conlleva también momentos malos, bajones y no todo es de color de rosas pero, ¿Qué mierda de aventura sería si todo fuera fácil no? Al final los buenos momentos primarán y son los que recordaréis siempre.

Yo no soy nadie para dar consejos, soy el primero al que le queda mucho por aprender. Solo te puedo decir que te sumes, es algo de lo que no te vas a arrepentir. Permítete vivir la aventura de ser papá.






Comentarios

  1. ¡Olee! Me encanta,siempre leo entradas como estas de madres pero pocas veces leo sobre padres,enorabuena por el post :)

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