Reto 2/52 de Escritura #52RetosLiterup

Vuelve el #52RetosLiterup y es que me toca ponerme al día ya que llevo un retraso considerable al haber empezado hace poco y ser uno a la semana. Hoy vengo con el segundo reto que consiste en escribir una historia sin usar un solo adverbio -mente. Me ha costado un poco conseguirlo ya que soy muy de usarlos pero aquí va el resultado final. Espero os guste.



Tras soltar la última carcajada, soltó su cerveza en la mesa y esperó la respuesta de sus amigos a la historia que acababa de contar. René había pasado por situaciones muy rocambolescas a lo largo de su vida pero, lo de mandar a la mierda a esos altos ejecutivos de la teleoperadora durante su corto periodo en la empresa, era una de las más divertidas. Pasaron el resto de la noche entre anécdotas, conversaciones sobre chicas y muchas risas. Hacía tiempo que no quedaba con la pandilla , desde que había conseguido su nuevo trabajo se había convertido en un hombre muy ocupado. Tanto, que salvo aquella anécdota, no había podido aportar mucho más a la animada conversación y solo se limitaba a escuchar y reír.

Cuando llegó a casa, se dio cuenta de ello y comenzó a pensar si aquel trabajo le estaba restando tiempo de vivir. Era un chico joven, debía salir más y conocer a gente nueva. En ocasiones se sentía muy solo en su piso, aunque la idea de echarse una novia no era algo que le inquietaba demasiado. Siguió pensando en sus últimos años y recordó que cuando estaba en el paro tampoco es que hubiera tenido mucha más vida social. Sus amigos también se habían dispersado, cada uno había hecho su vida y, quitando alguna reunión cada seis meses, se veían muy poco.

No supo si fue a consecuencia de las cervezas de más pero el hecho es que abrió su portátil y se dispuso a abrirse una cuenta en una conocida red social para conocer gente. No quiso poner una foto, no sabía si a la mañana siguiente se iba a arrepentir y cerrar esa cuenta. En ese momento, estaba decidido a dar un cambio en su vida y dejar de centrarse tanto en el trabajo.

A la mañana siguiente, se preparó un café y unas tostadas con aceite como solía hacer cada mañana del fin de semana. Cuando iba al trabajo solía desayunar en un bar cercano y siempre pensaba que las tostadas en casa sabían mejor. Cuando abrió el portátil, se dio cuenta que estaba encendido y recordó que la noche solo se limitó a cerrar la tapa. Seguía abierta la web de la red social y vio como su buzón de entrada tenía un par de mensajes. Uno era de bienvenida el cual borró sin tan siquiera abrirlo. El segundo era de una chica que, por lo que ponía en su página personal, se llamaba Blanca. El mensaje solo era un tímido saludo, acompañado de un típico "¿Qué tal?".

René dudó en contestar, también en si debía mantener aquella cuenta que había creado. Tras pensarlo unos minutos, concluyó en que no tenía nada malo en querer hacer nuevas amistades, es más, le parecía una gran idea pese a lo que pudieran pensar los demás. Tras contestar a la chica, y disculparse por no haber visto el mensaje antes, decidió que iba a colocar una fotografía en su perfil. René tenía 30 años, era un chico muy apuesto con un rostro muy masculino en el que dejaba crecer una cuidada barba bien perfilada. Aunque ahora le sobraban algunos kilos, sus brazos, su espalda y sus hombros eran un reflejo de que en su juventud fue un chico adicto al gimnasio y con una forma física envidiable. Nunca había tenido problemas con las chicas y es que su simpatía natural le hacían ganar muchos puntos con ellas.

Además de añadir una foto a su página, descargó la aplicación de la red social en su móvil para poder usarla cuando estuviera fuera de casa. Pocos minutos después, Blanca volvió a contestar y comenzaron una amena conversación. Él no lo sabía, pero la APP te mostraba a las personas cercanas a ti y descubrió que Blanca vivía a un par de kilómetros de su casa. Le había caído muy bien y su enigmática foto de perfil, en la que se veía solo una chica joven de espaldas, le llamaba aún más la atención. No quiso mencionar nada sobre la posibilidad de verse a tomar un café o una copa, creía que podía malentederse y no era para nada su intención.

Tras cuatro días intensos de conversación con Blanca, René cada día tenía más curiosidad por conocerla. Le había descrito una vida apasionante pero sin entrar en muchos detalles. Quería saber más sobre ella y propuso verse en persona. Él notó que ella no mostraba un gran interés por conocerse en persona pero aceptó. Quedaron en verse esa misma tarde a las 17:00 en una cafetería a medio camino para ambos. René se preparó a conciencia. En su cabeza no quería que se confundieran las cosas, no iba con la intención de ligar pero, sin saber porqué, no paraba de mirarse una y otra vez en el espejo buscando una aprobación a su imagen. Poco antes de las cinco, llegó a la cafetería. Se sentó en una mesa al fondo del local y decidió no pedir nada hasta que ella no hiciera acto de presencia. Los minutos pasaron como horas y comenzó a impacientarse cuando el reloj marcaba las 17:10. Trascurrida media hora, abrió la red social en su móvil para preguntarle si estaba bien, si le había ocurrido algo o le había surgido algún imprevisto. Por más que buscó no encontró su conversación con Blanca. No encontró su perfil. Había desaparecido sin dejar ningún rastro.

To be continued...

Lo siento gente pero me estoy viniendo arriba y llevo mucho escrito ya. Creo que he superado el reto de no meter ningún adverbio -mente (please comunicarme si lo he hecho que no me he dado cuenta). Retomaré la historia si puedo con los siguientes retos hasta encontrarle un final. ¡Espero que os haya gustado!




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