5 Cosas que Aprendes de las Mujeres al ser Papá de una Niña

Tres años siendo padre dan para mucho y aunque siempre hablamos de que hemos aprendido a cambiar pañales, hacer biberones y todo tipo de cuidados del bebé, el caso es que hay algo más. Siendo padre de una niña he podido aprender cosas de las mujeres que hasta hoy desconocía. Por ello, os invito a leer estas 5 Cosas que Aprendes de las Mujeres al ser Papá de una Niña.

1. Enredo en el pelo, ese gran desconocido.

Pues yo creo que todos alguna vez en nuestra vida hemos escuchado a las mujeres decir que se les enreda el pelo o cosas similares. Mi mujer me lo decía mucho cuando estábamos de novios y yo creía que simplemente no quería que le tocase el pelo. ERROR. Cuando te toca peinar a una pequeña de pelo rizado es cuando realmente ves lo que es un enredo y lo que cuesta acabar con ellos sin hacerle daño. Al principio lo pasaba fatal porque no quería tirar y dañarla por lo que acababa con los mismos enredos o más. Con la práctica puedo decir que me manejo con el peine como un digno sucesor de Llongueras.

2. La meada en chorro.

No puedo mentir, tiré de tópicos y al saber que era una niña bromeé con el: "Menos mal que no voy a tener una pichilla que me orine el rostro". Pues te recomiendo que no te confíes, el totete tiene una gran potencia y el chorro te alcanza si estás cambiando un pañal. A día de hoy, con tres años, la pongo a hacer pis en el váter con el adaptador y temo a que se salga por arriba. No sé si es que esta niña mea con mucha potencia o  es algo innato de la vagina que los hombres desconocíamos.

3. ¿Por qué tardan tanto en arreglarse?

Esto es una queja que todo hombre suele tener y es que las mujeres tardan mucho en el baño para arreglarse. Cuando eres padre de una niña ves que ese tiempo está totalmente justificado y es que la hora del baño se nos puede alargar a la hora fácilmente. Desviste a la niña, lávale la cabeza bien, luego el cuerpo, sácala de la bañera y sécala igual de bien. Cuando acabes comienza el vestirse y mira que la mayoría de veces lo hago para ponerle el pijama. Luego viene el peinado, con sus correspondientes enredos, y el secado del cabello. Si a esto se le suma maquillaje, la hora y media que tarda tu mujer y todas las del mundo, están totalmente justificadas.

4. ¿Sabías que existen tropecientas mil tonalidades de colores?

Yo creí que cuando iba a preescolar me enseñaron los colores y ahora me doy cuenta lo equivocado que estaba. Tu maestra será tu mujer y sabrás perfectamente lo que combina o no combina en cuanto a colores de la ropa sino quieres llevar a tu hija hecha un adefesio a ojos de las demás féminas. ¡Es increíble darte cuenta que lo que te parecía naranja flojo se llama salmón! El blanco no es simplemente blanco, puede ser blanco roto, blanco hueso, blanco perla... ¡Para volverse locos! Hoy comparto un dicho con vosotros si sois de los que combináis mal: "Rosa y Rojo patada en el ojo", recordadlo siempre.

5. El WC de Señoras no es siempre como imaginábamos.

Pues sí, cuando vamos a sitios públicos, bares o restaurantes suelo llevar a mi hija al servicio y visito el de señoras. Todos tenemos la concepción de que el WC de hombres está mucho más sucio que el de mujeres pero no os penséis que eso es tan idílico como todos lo imaginábamos. Los WC de señoras son oscuros y albergan horrores. Sangre en el suelo, compresas en las esquinas y meado en la tapa. Jamás pensé que las mujeres no apuntarán sentadas, aunque imagino que será por aquello de que os da repelús sentaros en la taza y lo hacéis en volandas. Alguna también apunta malamente en los baños públicos y he sido testigo de ello (no del momento de la meada, sino de la huella de uso).