La Operación Pañal más Fácil de la Historia

Os traigo un post para daros envidia, eso es así y podéis repudiarme por ello. Escuché muchos testimonios en Twitter y en otros blogs de las dificultades de la Operación Pañal y lo tedioso que podía llegar a ser este tema. Acongojados por acercarse el momento, nuestra sorpresa fue mayúscula cuando hemos pasado por esta etapa casi sin darnos cuenta. Quédate hasta el final de la historia y deja un comentario aunque sea para insultarme.


Pues no recuerdo muy bien cuando empezó todo pero si que mi hija lleva ya como casi seis meses sin pañal y unos cuatro o así retirado completamente, ni para dormir le hace falta. Ella, como buena hija, nos acompaña al váter siempre y eso de que usáramos el WC le llamaba la atención desde el principio. Terminamos comprándole un orinal (mala idea, no recomendado para estómagos sensibles) y sentándola de vez en cuando para ver si quería hacer pipí. En casa de la abuela paterna, la que viene siendo mi madre, tiene uno igual y en casa de la abuela materna, le compraron el adaptador para el WC. En la guardería también comenzaron a darle pautas e intentan ayudar para que los peques lleguen al colegio sin pañal.

Al principio pues no solía hacer mucho pipí, se sentaba por la novedad pero luego todo limpio y le volvíamos a colocar un pañal. Poco a poco dejaba caer algo de pipí y cuando se levantaba y encontrábamos algo en el orinal se montaba una fiesta monumental. Aplausos, besos, abrazos, que si campeona, que si que mayor, y ella encantada. Continuábamos dejándole el pañal porque la caca no la hacía y temíamos escapes. En casa de las abuelas igualmente utilizaba su orinal o el adaptador y esperaba a que le montaran los jolgorios tras hacer sus necesidades menores. Si que notamos que el adaptador le gustaba más y se sentía como más mayor usando el mismo lugar de deposiciones que nosotros.

A las pocas semanas se puso mala del estómago y tenía unas deposiciones un poco líquidas (os quedáis flipados con mi vocabulario que todavía no he dicho ni una sola vez caca, mierda o cagar). La primera plasta fue al orinal, fatigas infinitas al quitar eso de ahí. Salimos corriendo a por el adaptador del WC y ella contentísima porque la fiesta de las necesidades mayores en el váter eran aún más grandes. Pero la enfermedad se fue y consigo se llevó las ganas de hacer de vientre en el WC. Se sentaba pero claro, ahora tenía que apretar si quería que algo saliera y no era tan automático que con el estómago suelto. Se negó y estuvimos como un par de semanas con la niña sin pañal pero cuando pedía caca se lo poníamos (tras su pertinente insistencia en usar el WC, sentarse y levantarse sin hacerlo, o días que lloraba porque quería en el pañal y listo) y luego volvía a estar sin pañal. Hasta que de buenas a primeras, algo conectó en su cerebro y comenzó a apretar para hacer caca, algo que se convirtió en habitual y hasta el día de hoy. El refuerzo en casa, en casa de los abuelos cuando se quedaba allí y en la guardería fueron de gran ayuda.

Al principio éramos reticente con la noche, ella estaba todo el día sin pañal pero dudábamos de si retirarlo para dormir, así que en el principio se lo dejábamos. Aquí entono mea culpa porque un día, de la costumbre, la acosté sin más y se me olvidó colocarle el pañal. Mi señora me dijo a la mañana siguiente cuando ya estaba en el trabajo: ¿No le pusiste anoche el pañal a la niña? Hice un facepalm y me disculpé. No se había orinado en la noche, así que eso fue un alivio y nos incentivó a volver a probar. No todo fue tan bonito, es cierto que ha tenido un par de fugas nocturnas pero que nos parecen totalmente normales ya que es muy pequeña y pocas nos parecen.

Ahora estamos en un punto que es una gozada porque el pañal en casa ya no existe y ella es muy independiente a la hora de ir al baño. Nos da miedo que vaya sola porque tiene que montarse en una peana que le tenemos para el WC pero por lo demás ella va solita, se baja sus pantalones, se limpia sola (obvio que le tenemos que repasar pero ella es feliz haciéndolo ella misma) y se vuelve a recolocar la ropa. Para hacer de vientre, la acompañas hasta que se sienta y luego te dice un: "Venga vete que aquí hace mucha peste" y ya le tienes que dejar cagar (no podía resistirme más a usar la palabra) tranquila y te llama para que le limpies el aneto caldo natural (espacio no patrocinado por Madresfera).

Así que así de contentos estamos en casa, hemos sobrevivido a una operación pañal que nos ha resultado un paseo porque no nos ha dado ni el más mínimo quebradero de cabeza. Quizás un poquillo las semanas que no quería hacer caca en el WC pero se nos pasó tan rápido y le dimos tan poca importancia por lo bien que había sucedido el resto que no puedo hablar mal de esta experiencia.

Ahora te toca a ti, ¿Cómo fue vuestra operación pañal? ¿Habéis sentido una envidia sana de mi experiencia? ¡Te leo aquí abajo!

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