Nuestra Primera Vez en el Cine en Familia

Ayer llegó un momento clave en la vida de unos padres primerizos y es que, después de muchas dudas, decidimos que nuestra pequeña fuera por primera vez al cine. Teníamos muchas dudas de cuándo podíamos ir con ella al cine y temíamos el tener que salirnos de la película a la mitad porque no aguantara. ¿Lo conseguimos? ¿Volveremos? Aquí os cuento nuestra primera vez en el cine en familia.

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Pues ayer la mamá cuando llegó de trabajar tuvo la fantástica idea de preguntarle a la niña si quería ir al cine a ver Toy Story 4. Hace un par de días que hablamos el tema y lo dejamos en el aire, porque no sabemos bien cuando probar aunque no nos parecía la película más idónea. No había querido ver Toy Story en casa y solo se logra entretener con Los Pitufos, Frozen y Hotel Transylvania. Esto solo podía acabar de dos formas: O muy bien, o muy mal. Ella aceptó y es que tiene obsesión con ir al cine desde bien pequeña pero en aquel entonces claramente no la veíamos preparada para aguantar una sesión entera sentada.

Así que comenzamos a prepararla: "En el cine hay que estar calladita y sentada, ¿Vale?" Ella asentía y nosotros seguíamos: "¿En el cine no hay móvil, hay que ver lo que está en la pantalla, ¿Vale?" Seguía asintiendo, había entendido la teoría a la maravilla. Compre las entradas por internet mientras ellas se preparaban y mi mujer y yo nos mirábamos con cara de circunstancia, estábamos a verlas venir por el invento. Con mi hija no solo tenemos el problema de que se quede sentada o callada, sino que tiene un nivel muy bajo de tolerancia al ruido. Cuando íbamos por la feria se tapaba los oídos o cuando fuimos al circo que le pasaba igual con la música.

Este problema no tardó en llegar ya que solo entrar a la sala estaba sentada en el adaptador y con las dos manos tapando sus oídos. Le decíamos que no pasaba nada, que la pantalla era muy grande y se tenía que escuchar fuerte. Pareció calar nuestras palabras porque al poco tiempo ya se había quitado las manos de las orejas y no se volvió a quejar. Mientras veía los anuncios se interesó mucho por la película Mascotas 2, que también le gusta mucha. Le dijimos que si se portaba bien ya podíamos ir al cine cuando quisiera y que vendríamos a ver Mascotas 2 y Frozen. Se impacientaba porque no empezaba Toy Story pero nada que no se pudiera controlar.

Cuando empezó la película duró como unos 15 o 20 minutos bien cuando ya quería levantarse, quitar el adaptador, luego ponerlo de nuevo y toda una parafernalia menos quedarse sentada. Al poco ya empezó a pedir el móvil y a querer sentarse en el adaptador pero en medio del pasillo. Cuando estaba ahí sentada, ve a un niño con su padre saliendo y se le ocurre pedir pipí. La llevo a hacer pipí y mientras hago malabares para que el culete no toque el WC, la niña tan pancha. Me anuncia que el pipí no sale y ya empiezo a darme cuenta que era una simple excusa para salir de la sala y hacer algo diferente. Total que a base de apretar echa un minúsculo chorrito y nos encaminamos de nuevo a la sala. Cuando terminamos de bajar las escaleras sale corriendo y se me mete en la sala de al lado y yo detrás de la niña, menos mal que allí la película no había empezado.

Consigo reconducirla y volvemos a la sala donde iba a continuar con todo menos con sentarse a ver la película. Ahora decide quitarme el sitio y sentarse donde yo estaba. Le dura poco porque vuelve a ponerse de pie y a dar paseos por la fila, que estaba vacía por suerte. Empieza a contar los asientos una y otra vez hasta que empieza otra vez con la petenera del móvil. Al final cansados le decimos que se lo ponemos pero sin voz y quitándole el brillo para no molestar. La solución duró poquísimo porque a los minutos se levanta hacia la madre y pide caca. Le pedimos que se espere pero a cada cinco minutos decía que tenía caca, sabíamos que no era así pero ante la duda se la lleva la madre. No tardaron ni cinco minutos que volvieron a aparecer y evidentemente, no había hecho caca.. Ya quedaba apenas una media hora o 20 minutos de película y por fin decidió sentarse, aunque fuera en el adaptador en la zona del pasillo. Le dio por preguntarnos cosas como ¿Por qué llora? ¿Esa es su amiga? Y le teníamos que decir que bajara la voz pero bueno, eso lo esperábamos.

Finalmente vimos terminar la película y salimos de allí con sentimientos encontrados. Es cierto que s pequeña y para lo mal que se pudo haber portado, tampoco fue para tanto. Pero en el momento lo vivimos incómodo y con la sensación de que nos habíamos adelantado. Ella vive en su mundo paralelo y decía que le había gustado mucho la película y que le había encantado el cine. Nos reímos por no matarla pero creo que no lo volverá a pisar hasta que no se nos olvide el día de Toy Story 4, que por cierto es muy chula y la recomiendo.

Así que mi recomendación es que penséis "muy mucho" cuando llevar a los peques al cine y que tengáis en cuenta todos los factores porque un plan en familia idílico puede acabar mal.


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